|
Liderazgo personal: abandono de la premisa “yo tengo razón- tu estas equivocado”
Existe un pensamiento que nos acompaña siempre que es el refiere a nuestra necesidad de cambiar las ideas o argumentos de los demás que piensan diferente de nosotros.
La mayoría creemos que tenemos el poder de cambiar lo que las personas piensan cuando en lo cotidiano y en lo excepcional su pensamiento no coincide con el nuestro.
El “yo tengo razón- los demás deberían de pensar igual“ es una enfermedad diríamos universal.
El “yo tengo razón” en las organizaciones se traduce en la construcción de “ghetos de trabajo”, compartimento inconexos, desconectados, luchas sectoriales por el poder.
“Si no ves el mismo mundo no podemos pensar en construcciones conjuntas”. Esto tiene sus raíces profundas en la creencia no verificada ni cuestionada que lo que pensamos nosotros es la “verdad”.
Desde ese lugar corremos el riesgo de cosificar todo aquello con lo que entramos en contacto, incluso lo no material (ideas, pensamientos) que acaban convirtiéndose en ALGO (cosa) que debe ser defendido para que no muera y se convierte allí en eje de un conflicto.
Así como el mapa no es el territorio, las creencias, ideas, pensamientos no son las personas.
Aceptar las ideas de los demás no resultaría traumático si tuviésemos presentes que aceptar no significa adoptarla ni validarla (no significa estar de acuerdo). Es más bien aceptar construir a partir de las diferencias.
El malestar que sentimos ante las ideas que no nos son afines es proporcional al apego que sentimos por las nuestras.
Es fácil deducir que no es la idea del otro lo que nos causa molestia, sino nuestro propio rechazo a aceptar puntos de vista diferentes.
No es su creencia el problema sino nuestra posición contraria a ella.
¿Queremos cambios? Comencemos por ir registrando lo que nos sucede a nosotros cuando estamos frente a ideas y puntos de vista diferentes.
Ser asertivos en este aspecto significa no reaccionar con vehemencia pero si con autorespeto y autoestima, sin agresividad ni actitudes defensivas, más bien expresando la posición personal sin tratar de imponerla y teniendo presente siempre, como afirman los que más saben de esto que: “una de las mejores maneras de persuadir a los demás es escuchándolos”
Newsletters anteriores
|
|